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Cartas a Michelle

EN CHILE SE TORTURA ¿Y Michelle, no lo sabe?

MICHELLE ESCUCHA:
¡EN CHILE SE TORTURA!
Por María Eugenia Salas**
En Chile del 2006 se tortura masivamente y nadie dice nada......Mi padre es un jubilado, usuario de FONASA, que en Marzo pasado cumplió 80 años. En Abril le descubrieron un tumor cerebral ubicado en el parietal izquierdo. Tras hacerle dos scanner cerebrales, uno sin contraste y otro con contraste, además de una resonancia magnética, fue derivado por el neurólogo que lo atendió inicialmente, a un médico especialista en tumores cerebrales del hospital de Neurocirugía: el Dr. Freddy Ayach.

A comienzos de Mayo, El Dr. Ayach nos dijo que para hacer cualquier tipo de tratamiento era necesario hacer una biopsia primero, que de momento no la podían hacer porque el único equipo de scanner que existe en ese hospital estaba malo en esos momentos y tenían que repararlo, que él iba a estar fuera de Chile y regresaría alrededor del 29 de Mayo, que para ese entonces, el scanner debía estar ya reparado y que a su regreso entonces podría hacerle el scanner, nos sugirió que si queríamos además consultáramos una segunda opinión para determinar cual sería el mejor tratamiento a seguir una vez hecha la biopsia y él mismo nos sugirió el Dr. Raventós de la Fundación Arturo López Pérez, además nos dio los datos para que pidiéramos hora con el médico anestesista del Hospital de Neurocirugía para que éste ordenara los exámenes previos a la operación a mi padre, para determinar si él resistiría la operación de biopsia.

Durante el tiempo que el Dr. Ayach estuvo fuera, siguiendo su consejo consultamos al Dr. Raventós quien nos dijo que él no podía determinar ningún tratamiento sin tener una biopsia realizada, que era muy raro que mi padre tuviera ese tumor aislado sin que hubieran tumores en otros lados de sus organismo y que por lo tanto él, pese a la edad de mi padre, no descartaba una extirpación del tumor si tuviera una biopsia que le ayudara a determinar su naturaleza.

De modo que tras consultar al Dr. Raventós, seguimos con la programación de la biopsia en el hospital de neurocirugía. El Médico anestesista que le fue asignado es el Dr. Eduardo Hafón, quien para poder dar el pase a la biopsia solicitó una evaluación cardiológica completa incluídos electrocardiogramas y ecotomografía cardíaca y también una evaluación nefrológica completa.

Dada la urgencia de la biopsia para poder iniciar algún tipo de tratamiento, TODOS ESTOS EXÁMENES FUERON HECHOS EN LABORATORIOS Y CON CONSULTAS PRIVADAS, ya que si bien el sistema público le garantiza gratuidad de atención a mi padre, él habría tenido que esperar meses para poder hacerse estos exámenes en el sistema público.

Con todo los exámenes en mano, mi madre fue a hablar con el Dr. Hafón quien finalmente dio el pase para la biopsia y le dijo que ahora sólo cabía esperar, que no le podía dar ninguna fecha cierta para la operación de biopsia, porque eso dependía esencialmente de que hubieran camas disponibles.

Dado que él tiempo pasaba y no había señal alguna de que avisaran la fecha de la biopsia desde el Hospital de Neurocirugía, el 19 de junio le escribí un mail desesperada a una amiga que tiene contactos con una alta autoridad del Ministerio de Salud Pública para que me ayudara a agilizar la operación de mi padre. Pese a los intentos de mi amiga por ayudarnos, los días continuaban pasando y mi padre no tenía atención médica de ninguna especie, ya que ningún médico quería hacer tratamiento alguno sin biopsia en mano. Dadas las circunstancias su salud comenzó a empeorar progresivamente. Si cuando le descubrimos el tumor tenía una afasia incipiente y era totalmente autovalente a fines de Junio, ya no podía caminar sólo y dependía de terceros para todo.

La situación hizo crisis el Domingo 2 de Julio, mientras le daba su almuerzo empezó con fuertes convulsiones por lo que llamamos al 131 solicitando una ambulancia, la respuesta que recibimos fue que la única ambulancia disponible andaba atendiendo a heridos de un choque de modo que buscáramos nuestros propios medios para trasladarlo a algún centro médico.

Lo subimos con gran esfuerzo a mi auto y partimos desesperadas con él a la Clínica Santa María para una atención de urgencia. Allá lo revisó el Dr. Sergio Trujillo Vivar, quien conmovido por la situación le tomó la temperatura, la presión y nos hizo una carta derivándolo a la posta del Hospital Salvador, que es la que a él le corresponde según su domicilio porque dijo que recibir a mi padre en la Clínica dada su previsión, no íbamos a tener como pagar y aparte del problema de salud nos íbamos a echar una tremenda angustia económica sobre los hombros. Agradezco profundamente a este médico su humanidad y ética, ya que no quiso cobrar nada por la atención que le hizo a papá.

Siguiendo sus consejos llegamos a la posta del Salvador alrededor de las 14:45 horas, ingresaron a mi padre en una silla de ruedas y a los familiares nos hicieron esperar en la antesala de la posta, que es lo mismo que esperar en baños públicos sin mantención porque el olor a orines y la suciedad resultan patentes desde el primer instante y según pasan las horas se tornan agobiantes.

Alrededor de las seis de la tarde el médico de turno que atendió a mi padre en la posta, le comunicó a mi madre que habían hecho una junta médica y habían determinado que debía ser hospitalizado, pero como es paciente de Neurocirugía y ellos no tenían camas disponibles debía enviarlo en forma interna al Hospital de Neurocirugía para su hospitalización allí. Este médico nos dijo además que debíamos armarnos de paciencia porque tendríamos que esperar un largo rato. Aproximadamente a las 20:30 horas me acerqué a la ventanilla para averiguar que pasaba con mi padre, el administrativo que atendía me dijo que había cuatro pacientes más graves que él, que había una sola camilla y apenas un solo auxiliar para hacer los traslados. Aprovechando un descuido del personal de turno me colé al box en que estaba mi papá lo tenían tirado en una camilla, no le habían dado agua, ni suero, ni menos pasado una chata o un orinal, todo esto en un servicio de urgencia a un paciente de ochenta años que no se puede comunicar ni tiene control de esfínteres.


Finalmente logramos que lo trasladaran a URGENCIA de Neurocirugía, ahí le hicieron un nuevo scanner, detectaron que el tumor ha crecido y que mi padre necesitaba ser hospitalizado, pero como ellos no tenían camas, lo devolvieron a la posta del hospital Salvador en las mismas condiciones que lo recibieron: sucio, deshidratado y ahora con más fiebre por los paseos sin abrigo por los patios internos de ambos hospitales.

A esta alturas: 23:00 horas aproximadamente ya habían cambiado de turno en la posta del Salvador y aquí vino lo peor, porque hay un mentiroso que por ser médico se cree Dios, despótico un tal Ricardo Márquez, que a simple vista se nota su desclasamiento, debe ser de un origen muy humilde, en Chile el estrato social es muy evidente a simple vista y los títulos universitarios no logran enmascararlo. Ser de origen humilde y llegar a ser un buen médico humano y cordial, me parece un mérito extraordinario, pero serlo y tornarse un engreído deshumanizado me parece la peor forma de desclasamiento, que traumas y que complejos sociales debe arrastrar este pobre infeliz !! Lo cierto es que este matasanos en vez de reconocer que en ese hospital tampoco habían camas y en vez de solicitarnos amablemente que nos lleváramos a mi padre a nuestra casa, nos llamó alrededor de la medianoche y nos dijo simplemente que papá no necesitaba hospitalización que lo retiráramos. Por lo menos su antecesor del turno anterior nos advirtió que las condiciones del hospital son tan infrahumanas que era riesgoso dejarlo hospitalizado ahí por las infecciones intrahospitalarias.


Así que debimos partir con mi padre alrededor de la medianoche de regreso a casa, sin que siquiera le hubiesen pasado un algodón húmedo por los labios. Desde la misma posta y a esa hora llamé a mi amiga, la del contacto en el Ministerio de Salud, entre alaridos de rabia, de impotencia y de dolor, pidiéndole a gritos que les dijera a sus amistades de Ministerio que bajaran a tierra que vengan a ver las maravillas de la propaganda oficial en salud. Ella me prometió que haría lo posible para que pudieran hospitalizar a mi padre en Neurocirugía al día siguiente.

El lunes 3 de Julio, me llamaron del Ministerio de Salud para decirme que ya le habían hecho un cupo a mi padre, que debía llevarlo antes de las 14:00 horas. Sin embargo, debió acompañarnos su primer médico tratante, el neurólogo que consultamos por primera vez ante los primeros síntomas, el maravilloso Dr. Jiménez, para lograr dejarlo hospitalizado para que lo hidrataran con suero al menos.

Sin embargo, para mi sorpresa ya habían programado la famosa biopsia a primera hora del día siguiente, de modo que estuve a primera hora del Martes 4 de Julio en el hospital y hablé con el Dr. Ayach para impedirle que lo operaran porque obviamente a esas alturas mi padre no habría resistido esa operación. Este médico con toda displicencia me preguntó que si finalmente no íbamos a operar para que lo habíamos hospitalizado, me dijo que teníamos que entender que en el hospital se daban camas sólo a quienes esperan una cirugía, que así es la salud pública en este país y que lo demás es sólo propaganda vacua de los gobiernos de turno.

Si lo vivido por mi y mi familia en todo este episodio no es una tortura, entonces no sé que es la tortura, es cierto, no hay dinos ni CNIs aplicándonos corriente en el cuerpo, pero el trato recibido en los hospitales públicos por los viejos desahuciados en este país es un vejamen y una tortura para sus parientes porque es imposible con un trato como éste, que a los parientes que permanecen toda la larga espera tensos y angustiados, el cuerpo no les duela como si hubiesen permanecido días enteros colgados o apaleados, no hay un solo músculo que se libre del dolor. Y esta tortura le resulta al Estado tremendamente económica porque no gastan ni electricidad siquiera.

El mismo Domingo 2 en la medianoche o lunes 3 iniciándose, apenas terminamos de atender a papá llamé a la radio Bío Bío denunciando la situación y el periodista que me atendió entonces me prometió que harían un reportaje al respecto. Pero hasta el momento nada ha pasado.

Mis amigas que me han visto reventada y sobrepasada [estoy con severos dolores a la columna y tratamiento kinesiológico de momento] por esta situación, me han dicho que me preocupe solo de tranquilizarme y canalizar todas mis energías al cuidado de mi padre. Y que no escriba esta denuncia porque no puedo luchar sola contra el sistema.

Yo no escribo esta carta ya por mi padre, ahora él está cuidado con todo el amor que se merece en su casa, pero lo hago por los miles de personas humildes que a diario son vejadas y maltratadas en los servicios públicos de salud de este país, sin que nadie denuncie lo que realmente pasa, nadie diga nada , nadie haga nada. Me resisto a pensar en un modo fatalista y a aceptar como cordero que va al matadero que no hay alternativas frente a las situaciones.

Me parece una vergüenza tanta hipocresía frente a la eutanasia cuando a los viejos se los deja morir sin atención. En el Hospital de Neurocirugía, en la sala que estaba mi padre claramente era él el hombre más viejo de los pacientes que se encontraban y en los dos días que acudí, no vi viejitos de ochenta años como pacientes. Tengo la sospecha de que ante la escasez de recursos, los doctores de los hospitales, cual emperadores romanos bajan el índice ante pacientes que tienen mucha edad para destinar los recursos a quienes ellos determinan que tienen más tiempo por vivir. ¿Pero ahora que está tan en boga la discusión del neonazismo, no era esto mismo lo que hacían los nazis?

¿No es una vergüenza que esto pase en un país que en el extranjero vende la pomada del desarrollo y muestra los índices macroeconómicos que le convienen? ¿ No es una canallada decir que no se sabe que hacer con los excedentes del cobre ante esta patética realidad del sistema público de salud ?

¿Por qué los cristianos senadores y diputados de este país a los cuales los aterra el tema del aborto y de la eutanasia no se dan un paseíto por los hospitales y consultorios públicos?

En mi deambular por ambos hospitales, conversé con algunos funcionarios que ante mis críticas se desahogaron sobre la incompetencia de los burócratas ministeriales. Funcionarios menores me contaron de cómo algunos médicos atienden pacientes privados en los hospitales con los pocos recursos públicos.......

En fin en un país en que los medios de comunicación sólo están preocupados de que famoso se acuesta con quien, que esperanzador sería que todavía quedaran periodistas decentes e hicieran reportajes o documentales sobre esta situación.

Mi padre toda su vida fue un luchador social y a sus hijos nos inculcó desde siempre el amor por la justicia, la ética y la libertad. Ahora cuando a cada minuto él se acerca a pasos agigantados a su destino final, yo no lo puedo traicionar y no me puedo quedar callada ni impasible.

No se si esta carta servirá para algo más que mi propio desahogo, pero aún muriendo mi padre me ha dado una última lección de vida, me ha mostrado una realidad que yo ignoraba por completo y me ha obligado a ser solidaria con todos aquellos que sufren por similares motivos y que no pueden expresarse como yo.

Santiago, 8 de Julio de 2006

RUT Nº 6.064.315-6

Fortín Mapocho, publica en su integridad el testimonio de María Eugenia Salas. Su denuncia acerca de la tortura en Chile es conocida por todos, pero se calla. Según los estándares que hoy se aplican en la política chilena su denuncia debe ser archivada, pues molesta, es provocadora, aparta a los chilenos de los grandes problemas que nos ocupan. Por último, María Eugenia Salas, “pautea”, impone agendas, exige soluciones…Pero qué osadía es esta cuando todo Chile sabe que no hay colas en los hospitales – problema que resolvimos en la pasada administración cuando nos entregaron un plazo perentorio para resolverlo– que en 4 años tendremos más de 50 patologías en el AUGE [Nota: en los hospitales se tratan 30 mil patologías que exigen 300 mil prestaciones], etcétera, etcétera…

Contrariamente a lo que algunas de sus amigas piensan, María Eugenia no está sola en su lucha contra el sistema. Fortín Mapocho fue un diario emblemático que luchó contra la dictadura pero que no pudo sobrevivir en democracia. Muchos otros medios corrieron la misma suerte. Los conversos al neoliberalismo ya han calificado ante el establishment y puedan estar contentos. Sin embargo, al igual que este diario que muchos creían muerto, surgen iniciativas de la toma de conciencia sobre los efectos del sistema.

La denuncia de María Eugenia crea conciencia, la misma que muchos ya tienen sobre diferencias sociales abismantes; sueldos y jubilaciones miserables; “casetas sanitarias”, pues lo de las casas Copeva no fue señal suficiente; aquella que impusieron los secundarios con su movilización; el affaire MOP-GATE; el uso de fondos públicos en las elecciones de la Vª región … La lista es larga y la paciencia se acaba. Héctor Vega, Director de Fortín Mapocho.com

1 comentario

Chávez -

...simplemente este país me da mucha verguenza...