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Cartas a Michelle

CHANCHO EN MISA, MISIA BACHELET

Pa que se vaya enterando, Misia Bachelet, aunque usted ya lo sabe muy bien. Algunos chilenos no nos chupamos el dedo y sabemos que usted va con intenciones chuecas a solicitar la incorporación del Estado de Chile al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Por eso he escrito y publicado este artículo, (con el ruego de que gente decente lo difunda por las redes) para que usted no pervierta los Derechos Humanos, colándose en la ONU.

CHANCHO EN MISA

Por Máximo Kinast

Una típica expresión coloquial, muy chilena, es ‘chancho en misa’, que significa que hay algo que no tiene relación con lo principal, algo absurdo, incongruente.

Esa expresión es la que se me viene a la mente cuando pienso que la extradición de Fujimori podría ayudar al Gobierno de Chile a conseguir un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Si eso ocurriese sería algo tan absurdo como ver un chancho en misa.

Me explico: En el Estado de Chile hay siete grandes Poderes. Aunque sólo el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial se llaman oficialmente poderes, a ellos hay que sumar el poder Militar (Fuerzas Armadas y Carabineros); el Poder Económico (los grandes clanes representados por los Bancos); el Poder Religioso, (en su mayoría representado por la Iglesia Católica), y el Poder Mediático (representado por dos grandes grupos económicos, dueños de casi toda la prensa y TV de Chile). El Pueblo no tiene voz ni voto, ni medios que le permitan expresarse.

Veamos el aporte a los Derechos Humanos de cada uno:

PODER JUDICIAL. El fallo a favor de la extradición indica que una parte del Poder judicial esta orientándose al respeto a la Ley y a la Justicia Justa, posiblemente a favor de los Derechos Humanos, aunque sigue habiendo jueces que condenan a mapuches por su etnia y por defender sus tierras; sigue habiendo jueces y ministros pinochetistas que protegen a los militares genocidas. Podemos valorar al Poder Judicial como un saludable giro a favor de los Derechos Humanos.

PODER EJECUTIVO. Desde que gobierna la Concertación se han sucedido varios intentos, por parte del Gobierno, de introducir con engaños una Ley de Punto Final. Lagos consiguió una ley para ocultar el nombre de los torturadores por cincuenta años con la excusa de proteger la sensibilidad de los torturados. El Consejo de Defensa del estado actuó reiteradamente como si fuese el abogado defensor de Pinochet y de los genocidas en diversos juicios. Ahora, en el Gobierno de Bachelet se ha intentado desvirtuar la creación de un organismo llamado Instituto de Derechos Humanos, para convertirlo en un instrumento a favor de la impunidad. En este gobierno se ha apaleado a ancianos por querer expresarse (reciente caso Bennet); a estudiantes pro manifestarse pacíficamente; se ha impedido al pueblo rendir homenaje a Salvador Allende en el aniversario de su muerte… entre otras muchas aberraciones y atentados contra los Derechos Humanos, como el maltrato y prisión de mapuches; el rendir honores póstumos al genocida Pinochet, y etcétera. Podemos valorar a los gobiernos de la Concertación (incluido el de la Bachelet) como enemigos solapados de los Derechos Humanos.

PODER LEGISLATIVO. Esta constituido por numerosos ex miembros del gobierno de la dictadura, que apoyan y fomentan leyes contra los Derechos Humanos, como el caso reciente del Instituto de Derechos Humanos; pero además, este Poder del Estado nada ha hecho para terminar con el sistema electoral heredado de la dictadura que impide el libre ejercicio de la democracia; ha mantenido las leyes de amnistía de la dictadura para aplicarla a los militares juzgados por sus crímenes contra la Humanidad; mantiene casi intacta la Constitución Política espúrea impuesta por la Dictadura. Podemos valorar a los miembros del Congreso como contrarios a los Derechos Humanos y situar a cada uno de ellos en una de las dos Derechas que se reparten este Poder.

PODER MILITAR. Siguen actuando como dueños de Chile, con extensos territorios exclusivos para ellos, con fuero militar, con cuantiosos ingresos del cobre chileno (nacionalizado por el Presidente Allende). Siguen sin confesar sus crímenes, aunque han reconocido haber ejercido una Política Oficial de Terrorismo de Estado. Siguen sin arrepentirse, sin decir la verdad, ocultando las pruebas, mintiendo y rindiendo honores a la infausta memoria de Pinochet. Podemos valorar al Poder Militar como absolutamente contrario a los Derechos Humanos y declararlos un peligro para la sana convivencia entre los habitantes de Chile

PODER ECONÓMICO. ¿Es necesario explicar que esta gente no está a favor de los Derechos Humanos? El Poder Económico es incompatible con el libre ejercicio de los Derechos Humanos. Basta ver la enorme desigualdad económica y la carencia de derechos de los trabajadores, que reclaman derechos que hace cincuenta años ejercían libremente.

PODER RELIGIOSO. La Iglesia Católica, en tiempos del Cardenal Silva Henríq uez estuvo al lado del pueblo y fue una gran defensora de los Derechos Humanos; pero en la actualidad cuenta con un Cardenal que habla de ‘justicia excesiva’ y apoya a los militares genocidas, da la extremaunción al Dictador y le augura un corto tiempo en el Purgatorio. Nada dice cuando son perseguidos los mapuches y los pobres. Podemos considerar a la Iglesia Católica bastante alejada del libre ejercicio de los Derechos Humanos y muy cercana a las elitistas tesis del Opus Dei.

PODER MEDIÁTICO. En Chile no hay libertad de prensa. Aunque no esta prohibida, el Gobierno subvenciona sólo a los periódicos de derecha. No hace publicidad en otros periódicos. Desde hace varios años el Gobierno de Chile viene siguiendo un escandaloso juicio para evitar devolver El Clarín a su legítimo propietario. Basta estudiar la composición de los accionistas y de los directorios de las sociedades propietarias de los medios de comunicación para comprender que no hay prensa de oposición, ni menos televisión. La Prensa que hay en Chile está al servicio de los intereses transnacionales y de los muy ricos del país, por lo que podemos considerarlas un obstáculo para el libre ejercicio y respeto a los Derechos Humanos.

Así, en estas condiciones, sólo gente muy mal intencionada podría considerar que un paso importante en defensa de los Derechos Humanos, dado por el Poder Judicial, uno de los siete poderes del Estado de Chile, es suficiente para calificar al país como defensor de estos derechos.

Chile ha violado todos los Derechos Humanos durante la dictadura y los sigue violando durante la Concertación. Ani* y ‘La Oficina’** son una buena prueba de lo que afirmo. La horrible desigualdad económica es una forma de violencia contra el pueblo, que hasta algún Obispo ha reconocido. Incorporar a Chile al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sería una burla a los chilenos y una ofensa a la institución.

*Agencia Nacional de Información

** Idem, llamada así al principio de los gobiernos de la Concertación. Ambos son organismos represivos y muy peligrosos para la gente pobre.

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